He estado ausente estos días porque he tenido los típicos y trágicos términos de etapas de pergenia que acaba de cumplir los 18. Me gradúo, cumplí la mayoría de edad, me preparo para la PSU…y se me viene todo nuevo. Claro que la mayoría puede decir “tanta importancia que le dan, si es una etapa cagona de la vida” y lo más probable es que yo esté diciendo lo mismo en un par de años más, pero lo cierto, es que ésta es mi realidad y a pesar de lo relajada que puedo estar ahora me quita gran parte del tiempo. En fin, la vida sigue, el planeta sigue girando termine yo mi 4to medio, repita o me muera.
Haciendo resumen de lo que ronda mi cabeza los últimos días, esto de la Teletón -no lo puedo negar-, me invade aunque no lo quiera. A pesar de que la finalidad sea motivadora e integradora con quienes esta sociedad es tan egoísta, las empresas se aprovechan y no como objetivo principal de ayudar, sino que ganar publicidad y tratar de llegar al público por medio de la lástima y las buenas obras que lo más decente y apropiado sería hacerlas anónimamente. Sumado a los famosos comerciales que hablan de un Chile generoso, unido y solidario que ayuda al que poco tiene, a ese chile que no conozco, sino a ese Chile despectivo con el peruano e indiferente con los sin oportunidades. Hoy mismo paseándome por el paseo Estado me percaté de varias personas pidiendo limosna a la orilla de la calle y como el resto pasaba ignorándolos. Nótese que no creo haber descubierto la pólvora, sé que muchos de ustedes lo han notado, pero es algo tan obvio que todos parecen pasarlo por alto. No seamos hipócritas, no por juntarnos frente a una T.V por “28 horas de amor” seguidas nos hacemos mejores personas, ni tampoco depositar plata al banco por que las estrellas de Rojo me lo piden. Enseñen a tener sentido común, a integrar a la gente que le cuesta, enseñen a tener iniciativa propia para ayudar. Pero no, es mucho pedir, vamonos por el camino fácil y vendámosle la caridad como cualquier producto del Mc Donnalds. No estoy haciendo un llamado a no ayudar ni a ayudar tampoco. Solo sugiero que nos detengamos por un momento y veamos si estamos haciendo bien las cosas, o si las podríamos mejorar. Todo puede ser muy bonito y emotivo, haciendo llorar a la señora juanita de la esquina y tocando tu lado más sensible, pero no está logrando que haya más rampas en las calles para los discapacitados o que las veredas estén correctamente habilitadas para los ciegos.
También puede ser -que solamente- esté divagando, si al final soy una pendeja desordenada que no sabe para donde va su vida ni la micro, como me lo recuerda todos los días mi viejo. Ojala no se note mucho la crisis existencial por la que estoy pasando ni el desorden mental que me afecta. Así que les recomiendo no hacerme mucho caso, incluso si tengo algo de razón, porque eso es un indicio de que las cosas andan mal.
PD: citando una canción de Andrés Calamaro que le gusta mucho a un amigo, en estos momentos que dejo cosas atrás "que más quisiera que pasar la vida entera como estudiante el día de la primavera" :(
